El impulso detrás este creciente apetito por la edificación social y ambientalmente responsable obedece, entre otras circunstancias, a:
- La creciente preocupación por las implicaciones y consecuencias de los efectos del Cambio Climático.
- El desarrollo de prácticas relacionadas con el Medio Ambiente, lo Social y la Gobernanza corporativa (ESG, por sus siglas en inglés).
- El apetito de los capitales de inversión por proyectos de infraestructura y construcción con enfoque sustentable, tal y como lo advierten los recientes Bonos Verdes y Fondos Sustentables.
La dinámica intrínseca entre estas condiciones se ha acelerado últimamente en los mercados inmobiliarios, sin duda, por los efectos de la pandemia.
Es así que hoy en día empiezan a unirse los objetivos de la sustentabilidad con las metas y prioridades de la salud, la equidad y la resiliencia.
Precisamente, estos últimos tres ámbitos solían observarse como afines, pero independientes. No menos también observados como elementos intangibles, difíciles de ser materializables y monetizables. Empero, bajo nuevos métodos con rigor técnico y científico, podemos ya identificar, cuantificar, monitorear y controlar las actuaciones pertinentes al bienestar de las personas dentro de un espacio construido, así como calcular la huella de carbono en el entero ciclo de vida y ponderar el impacto social de una edificación sustentable.
Distinguimos nuevos umbrales y retos para los proyectos inmobiliarios del futuro tales como Energía Neta Cero, Carbono Neutral, y Construcción Regenerativa.
Los conocimientos, organizaciones y herramientas necesarias evolucionan ágilmente hacia esos mismos derroteros, observando ahora iniciativas como ‘LEED Zero’ y ‘LEED Positive’ del US Green Building Council; ‘EDGE Zero’ del Banco Mundial; ‘Race to Zero’ de la ONU; el ‘Compromiso Cero Carbono’ del World Green Bulding Council; y la ‘Iniciativa Net Zero’ del Urban Land Institute, entre tantos otros.
Empezamos entonces a profundizar en conceptos existentes y, por otra parte, nos familiarizamos con otros términos emergentes: Transparencia Ambiental de Productos, Análisis de Ciclo de Vida (para materiales discretos y proyectos enteros), Objetivos de Carbono Basados en Ciencia, Financiamiento ‘Verde’ y Riesgos Climáticos, Economía Circular, etc.
De esta forma se perfila un porvenir de nuevas edificaciones con cero emisiones operativas de carbono al 2030 y, posteriormente, un entorno construido absoluto -incluyendo construcciones existentes- con cero emisiones al 2050.
Precisamente en las presentaciones y talleres del Congreso & Expo Internacional GreenBuild 2021, que tuvo verificativo los pasados días 21 al 23 de septiembre en San Diego, California, se abordaron con amplitud y profundidad estas tendencias que delinearán el futuro de las construcciones y ciudades del futuro. Estas directrices se expondrán y debatirán con énfasis, igualmente, durante la Reunión de Otoño del Urban Land Institute en Chicago del 11-14 de octubre.
Incuestionablemente, el reto es monumental para la planeación, el diseño, la construcción y operaciones de nuestros edificios y las urbes modernas. Claramente, el discurso y la buena intención avanzan con mayor rapidez que el entendimiento profundo y la toma de acciones concretas. Es así que estamos llegando a la próxima Cumbre Mundial COP26 en Glasgow, en noviembre de este año, donde por primera ocasión el entorno construido será parte integral y justa protagonista de la agenda global contra el Cambio Climático.
No hay marcha atrás ni error en el urgente llamado colectivo a la ACCIÓN, con objetivos claros y comunes para combatir el mayor reto que afrontará la raza humana en las décadas por venir. El futuro está, ahora, en nuestras manos.